Rick Day |
En el sexo, todos buscamos prolongar el placer y llevar a nuestra pareja al máximo de satisfacción. Aguantar más tiempo mientras penetramos no solo nos hace sentir más seguros, sino que también enriquece nuestra conexión sexual. Sin embargo, muchos de nosotros enfrentamos el desafío de la eyaculación precoz, una situación común que puede solucionarse con práctica y paciencia.
La forma en que nos introducimos al sexo tiene mucho que ver con nuestra resistencia. Desde jóvenes, muchos aprendemos a masturbarnos rápido, ya sea por miedo a ser descubiertos o por culpa infundada. Esa costumbre le enseña a nuestro cuerpo que el clímax debe llegar de manera apresurada, un reflejo que luego puede trasladarse a nuestras relaciones sexuales.
La ansiedad también juega un papel importante. El deseo de complacer rápidamente a nuestra pareja o el intenso placer que sentimos durante la penetración pueden hacer que perdamos el control. El ano, al ser mucho más estrecho, genera una fricción que intensifica las sensaciones, y si no sabemos manejarlas, el orgasmo llega antes de lo esperado.
Para contrarrestar esto, el primer paso es reeducarnos. La masturbación puede convertirse en una herramienta poderosa para aumentar nuestra resistencia. Intenta hacerlo de manera lenta, explorando tu cuerpo y deteniéndote justo antes de llegar al clímax. Repite este ciclo varias veces antes de eyacular. Este entrenamiento te ayudará a prolongar el placer cuando estés con tu pareja.
Otro aliado en este camino es el condón. Reduce la sensibilidad en el frenillo, lo que te permitirá durar más tiempo mientras mantienes el contacto seguro y placentero. Asegúrate de usar suficiente lubricante para que la experiencia sea cómoda y excitante.
Evitar la pornografía durante este proceso también puede ser útil. Las escenas hiperestimulantes pueden condicionar tu mente y cuerpo a buscar una gratificación rápida. En su lugar, utiliza tu imaginación para excitarte, recreando momentos íntimos reales o fantasías personales que te conecten más con tu pareja.
Finalmente, recuerda que el sexo no es una carrera; es un viaje que se disfruta a cada paso. Tomarte tu tiempo para explorar, acariciar y sincronizarte con tu pareja no solo prolongará el acto, sino que fortalecerá la intimidad entre ambos. Controlar nuestro cuerpo requiere práctica, pero la recompensa es un sexo más profundo, pleno y satisfactorio. ¡Hagamos que cada encuentro sea inolvidable!