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Rick Day |
Actitud: La Seguridad Es Atractiva
El deseo comienza en la mente. Sentirnos deseados y desear al otro es un juego de energía, confianza y actitud. Si queremos despertar la pasión en nuestra pareja, debemos proyectar seguridad, sin caer en la presión o la ansiedad. Hay que conectar con lo que nos excita y transmitirlo sin miedo.
Vestimenta: Despierta el Instinto
La ropa que usamos puede ser un detonante del deseo. No se trata de vestirnos con la única intención de provocar, sino de hacer de lo sexy una actitud cotidiana. Usar ropa interior que nos haga sentir atractivos o prendas que resalten nuestros puntos fuertes genera confianza y, sin darnos cuenta, impacta en la manera en que nuestra pareja nos percibe.
Higiene: Un Cuerpo Listo para el Placer
El deseo entra por los sentidos, y el olfato es clave. Mantener nuestra piel, nuestro aliento y nuestras zonas íntimas limpias y bien cuidadas hace que el contacto sea mucho más placentero. A algunos hombres les excitan los olores naturales, a otros les gusta un aroma fresco y limpio. Conocer las preferencias de nuestra pareja nos permite jugar con este aspecto a nuestro favor.
Masajes: Relajación que Despierta el Deseo
No todo contacto físico debe comenzar con intención sexual inmediata. Un buen masaje puede ser el detonante perfecto para avivar el fuego. Frotar la espalda, el cuello o los muslos sin prisa, con la única intención de dar placer y relajar, crea una atmósfera íntima y predispone el cuerpo para el siguiente nivel.
Ser Usados: El Poder de la Iniciativa
A los hombres nos gusta sentirnos deseados. Saber que nuestra pareja nos quiere, nos busca y nos usa como objeto de placer es altamente excitante. No esperemos siempre que el otro tome la iniciativa. A veces, montarnos sobre él, guiar la acción y demostrar lo que queremos sin miedo es la mejor manera de encender la pasión.
Elogios y Apreciación: Hacer Sentir Irresistible al Otro
Las palabras pueden ser afrodisíacas. Decirle a nuestra pareja cuánto nos excita su cuerpo, su forma de moverse o lo que sentimos cuando estamos con él puede elevar su deseo. La seguridad y el atractivo aumentan cuando sabemos que somos deseados.
Ambiente Íntimo: Crear el Escenario Perfecto
El contexto influye en el deseo. Un ambiente adecuado —luz tenue, música sugerente, privacidad total— nos ayuda a entrar en el estado ideal. Crear momentos especiales en los que el sexo se sienta como una experiencia placentera y sin interrupciones refuerza la conexión y las ganas de más.
Ritmo y Sintonía: Seguir el Pulso del Deseo
Cada pareja tiene su propio ritmo sexual. Algunas disfrutan de encuentros diarios, otras de sesiones más pausadas pero intensas. Lo importante es que ambos se sientan cómodos y en sintonía. No se trata de cumplir con una frecuencia específica, sino de encontrar el punto en el que el deseo fluya sin presión.
Explorar y Sorprender: Mantener la Curiosidad Viva
La monotonía es enemiga del deseo. Introducir novedades en la intimidad, cambiar el escenario, probar nuevas posiciones o fantasías puede ser justo lo que necesitamos para recuperar la intensidad. Atrevámonos a hablar sobre lo que nos gustaría probar y hagámoslo sin miedo.
El deseo es una llama que debemos alimentar. No basta con esperar que aparezca por arte de magia; tenemos que cultivarlo, explorarlo y disfrutarlo. La clave está en el juego, la confianza y la entrega mutua. ¡Que el placer nunca falte!