Un buen culo no siempre es sinónimo de buen placer, y esto es algo que debemos tener en cuenta si nos encanta estar en el papel de pasivos. Sabemos que las sentadillas son uno de los ejercicios más populares para conseguir glúteos redondos, firmes y bien definidos, pero, aunque suene sorprendente, también pueden interferir con nuestra capacidad de disfrutar del sexo anal. Aquí te explico por qué y cómo equilibrar todo para maximizar el placer.
¿Por qué las sentadillas pueden ser un problema? La respuesta está en los músculos. Al hacer sentadillas con frecuencia y sin la técnica adecuada, no solo trabajamos los glúteos, sino también los músculos que rodean el esfínter anal. Esto puede provocar una hipertrofia y contractura en el músculo anal, lo que resulta en un "culo apretado". Y no, esto no es tan divertido como suena.
Un esfínter anal demasiado tenso puede ser contraproducente durante el sexo anal. La relajación es la clave del placer, y cuando este músculo está contracturado, las penetraciones pueden ser dolorosas, incómodas e incluso provocar pequeñas fisuras o heridas. Nadie quiere que el disfrute se convierta en un problema de salud.
¿Deberíamos dejar de hacer sentadillas? ¡No necesariamente! Si amas este ejercicio y quieres mantener esas nalgas bien formadas, hay soluciones para contrarrestar el efecto negativo. La clave está en la dilatación y el estiramiento regular del área anal. Sí, así como lees.
El Dr. Evan Goldstein, especialista en salud sexual, recomienda usar dilatadores anales semanalmente para mantener el músculo anal flexible y relajado. Este tipo de práctica no solo previene la contractura, sino que también mejora la capacidad de disfrutar del sexo anal, permitiendo que la penetración sea placentera y libre de molestias.
Cómo combinar sentadillas con placer anal. Si quieres mantener un culo bien trabajado y al mismo tiempo garantizar el disfrute sexual, aquí tienes algunos tips:
Dilata tu ano antes y después del entrenamiento. Usa dilatadores o juguetes anales diseñados específicamente para este fin. El objetivo es relajar y estirar los músculos del esfínter para evitar la contractura.
Incorpora masajes anales regulares. Puedes hacerlo tú mismo o con ayuda de tu pareja. Masajear la zona con lubricante ayuda a mantener la elasticidad.
Haz ejercicios de respiración y relajación. Esto ayuda a que los músculos pélvicos se mantengan más relajados durante tus entrenamientos.
Varía tu rutina de ejercicios. No te enfoques solo en sentadillas. Trabaja otros músculos del cuerpo y da descanso a los glúteos.
Un equilibrio entre estética y placer. No hay nada más sexy que un hombre con un trasero trabajado, eso es un hecho. Pero, nada supera el placer de una penetración relajada y sin dolor. Si practicas sentadillas para lucir unas nalgas de infarto, asegúrate de cuidar tu esfínter y mantenerlo igual de preparado.
El uso de dilatadores, el estiramiento y la atención a tu cuerpo te permitirá disfrutar del mejor de los mundos: un culo bien trabajado y una experiencia sexual plena y placentera. No tienes que sacrificar una cosa por otra.
¿Y si prefieres lo apretadito? Ahora bien, si lo que te gusta es sentir un poco más de resistencia o que tu pareja disfrute de un culo más “ajustado”, las sentadillas pueden jugar a tu favor. Eso sí, escucha siempre a tu cuerpo y asegúrate de no llegar al punto en el que el músculo se tense demasiado.
El equilibrio perfecto está en tus manos. Al final, se trata de encontrar lo que mejor funciona para ti. Las sentadillas son geniales para construir un cuerpo que te haga sentir seguro y sexy, pero el cuidado de tu placer anal también es importante. Con una rutina que combine ejercicio, dilatación y autoconocimiento, tendrás un cuerpo envidiable y, lo más importante, sexo que realmente disfrutes. ¿Preparado para el mejor de los mundos?