Rick Day |
Tal vez ya llegué a una edad en la que nada me importa, las reuniones familiares se han vuelto tediosas y patéticas. Las fechas se tornan mecánicas, las mismas acciones una y otra vez.
Las personas hacen promesas que jamás cumplirán como dejar de decir
malas palabras, no fornicar con cuanto ser humano se les atraviese, bajar los
10 kilos de más que ostentan y así seguirán hasta que el próximo año traten de
ignorar que no lograron absolutamente nada de lo que se propusieron.
Debemos dejar de pensar en los sueños pues de ellos podemos vivir hasta
que la realidad nos despierte. Si hay algo que me aburre a más no poder en esas
fechas son los ilusos, aquellos hombres y mujeres que piensan en tener el
cuerpo, estilo de vida, personalidad y hasta el príncipe de la perfección.
Partámonos el lomo en el gimnasio, trabajemos por lo que queremos tener,
aceptemos quiénes somos tal y como fuimos hechos y sobre todo AMEMOS A QUIÉN
NOS AMA TAL Y COMO SOMOS.
He ahí la esencia de la vida, aceptar como eres pero siempre buscando
mejorar, estar en paz contigo y no vivir por los demás.
La vida es una sola para estar perdiendo el tiempo pensando en tonterías
y sueños por cumplir. Y sí, a lo mejor soy el Grinch que vino a j0d3r sus
fiestas pero personas como yo son necesarias en el mundo porque los ilusos
terminan viviendo en situaciones de las que nunca van a sentirse completos, con
vidas vacías y carentes de estímulos, con el príncipe que se convirtió en la bruja
del cuento y con un sueño que, jamás notaron, poco a poco se convirtió en
pesadilla.
Tómate un par de días para establecer metas realistas, que no se basen
en lo fantástico pero que te motiven a dar lo mejor de ti.
Los sueños sólo existen cuando dormimos.