El tiempo es el único recurso que jamás podremos recuperar. Cada instante vivido es único, una oportunidad que, si no aprovechamos, simplemente se va. Aunque cada mañana el sol vuelva a salir, ningún día será igual al anterior. Entonces, ¿por qué seguimos esperando, posponiendo y dejando el placer para después?
Vivir esperando no es vivir. A menudo nos atrapamos en el pensamiento de que tenemos todo el tiempo del mundo, creyendo que mañana será el momento perfecto para amar, para disfrutar, para atrevernos. Pero, seamos sinceros: el tiempo no espera, no se detiene, no es indulgente. Mientras nosotros dudamos, él sigue su marcha, llevándose consigo oportunidades y momentos que nunca regresarán.
El deseo no se guarda, se vive. Muchos de nosotros hemos caído en la trampa de postergar el placer, de dejar ese viaje, ese encuentro, esa exploración íntima para otro día. Pero, ¿cuándo fue la última vez que te diste el permiso de vivir el presente? El placer es ahora, no mañana. Ya sea en el sexo, en las relaciones o simplemente en disfrutar de un buen momento contigo mismo, cada decisión que tomas hoy construye la vida que realmente quieres.
Dejar de perder el tiempo también significa dejar el miedo. Nos asusta no estar listos, no cumplir con las expectativas, no ser suficientes. Pero lo cierto es que esas inseguridades solo nos alejan de lo que realmente importa: conectar con quienes somos, con lo que deseamos y con quienes amamos. No necesitas la validación de nadie para disfrutar de lo que te hace feliz.
El placer es un aprendizaje constante. Cada momento vivido —bueno o malo— nos enseña algo sobre nosotros mismos. En el sexo, como en la vida, se trata de experimentar, explorar, reírnos de los errores y saborear los aciertos. Esperar a que todo sea perfecto es perder la esencia misma de vivir.
Rodéate de autenticidad. Busca el amor que te abrace tal como eres, el placer que no dependa de la aprobación de nadie más. Deja que el deseo te guíe hacia experiencias nuevas y enriquecedoras. La felicidad honesta, esa que surge cuando dejamos de vivir con miedo y nos entregamos a lo que realmente queremos, es el mayor regalo que podemos darnos.
Hoy es el día para empezar. Haz esa llamada, acepta esa cita, compra ese juguete, haz ese viaje. El tiempo no se detendrá, pero tú sí puedes decidir aprovechar cada instante. Dejemos de perder el tiempo y empecemos a vivir con intensidad, con pasión, con ganas.